Educar: quién comienza?

 

La familia es quien primero educa. 

Saludar o despedirse, forma parte de la actitud de un grupo mayoritario de las personas,
mientras que para otros, es un detalle menor.

Sin embargo ello pudiera medir el nivel de educación de cada quien.

Agradecer cuando se cede el asiento en un medio de transporte, al recibir una respuesta
ante  cualquier duda o quizás tener la explicación adecuada sobre un asunto, 
son de las tantas formas  en que se manifiesta la educación.

La idiosincrasia y cultura de cada sociedad o comunidad, marca el comportamiento 
de quienes la integran, y a pesar de ello:

De quién es la responsabilidad de educar?      

No pocos le atribuyen a las instituciones estatales o privadas el rol de educar a los alumnos
más allá del  deber de transmitir conocimientos.

Y es sabido que al venir al mundo el primer contacto es con los progenitores y
el resto del núcleo familiar , por ende son ellos quienes tienen el deber además de
la máxima responsabilidad en formar correctos hábitos de cortesía y
valores como una sólida base de educación.

Llama poderosamente la atención cuando un niño o niña agradece a sus papás
u otras personas al recibir un regalo.

Y a su vez se reprocha al más pequeño de casa, cuando responde con palabras ofensivas,
no respeta o golpea a sus coetáneos u otras personas.

La educación está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes:
la palabra diaria y  el incentivo hacia la lectura, son otras de las maneras de educar
en el ámbito informal que es la casa.

Aprender a escuchar y respetar la opinión ajena aún cuando esta la consideramos
totalmente  desatinada según nuestro punto de vista, también es una manera de
demostrar eduación.

Educar no es un  acto simple, requiere constancia, buenos ejemplos familiares 
y el marcado interés de insertar en la sociedad, a un individuo capaz de ser bien aceptado
por quienes lo rodean.