La huella que dejamos.

 

Todos dejamos una huella.

 Tal como nuestra única e irrepetible marca digital , así nos identificamos en el medio en el cual vivimos.

Si somos honestos, solidarios, educados o laboriosos al andar nuestro por el camino de la vida , la huella que dejamos siempre es positiva.

A ello debemos el ser recordados por amigo , vecinos o simplemente conocidos, aún cuando nuestro objetivo sea, tener comportamientos que espiritualmente nos hagan sentir como buenas personas.

Y es la educación que se recibe  en el hogar , quien dicta en un elevado porcentaje como será nuestra vida social.

Una familia disfuncional donde las diferentes formas de maltarto, el no respeto a la convivencia, el consumo de bebidas alcohólicas de manera desmedida, es sin lugar a dudas la simiente para que sus integrantes lleguen y pasen por la sociedad, dejando un rastro poco agradable.

Quizas algunos no se detienen  a pensar como somos vistos por los demás y sin embargo tienen como paradigmas a ciertos antecesores, sin asumir concientemente que las buenas actitudes sin ser imitadas las pueden incorporar a sus vidas.

De la huella que dejamos al pasar por la vida, solo somos responsables cada uno en el día a día , sin olvidar que siempre somos referentes para alguien, ya sea de nuestro entorno familiar o social.

Hacer las cosas de manera coherente con las buenas relaciones humanas y proteger al medio en el cual vivimos, son de las actitudes a adoptar en aras de dejar una huella tan firme como la digital con la cual nacemos.              

La madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz 1979, nos legó invaluables reflexiones:

 " Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.               
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado."